Rehabilitándose del COVID-19: historias de quienes vencieron al virus
Es un mundo distinto al que estaban acostumbrados. Lejos de las caminadoras, las pesas y las pelotas de ejercicios.
Sus vidas cambiaron desde que se contagiaron de COVID-19, estuvieron intubados, ocuparon una cama de Unidad de Cuidado Intensivo o de Tratamiento Intermedio en el Hospital Clínico Magallanes o en otro hospital del país luego de su aeroevacuación.
Quizás antes ni se conocían, pero ahora son más que compañeros o quizás amigos de rehabilitación: Balmore Carvajal, Sandra Huichapai y Ángela Caicheo, son parte de los usuarios que componen el Programa de Rehabilitación Ambulatoria Post Enfermedad Grave COVID-19.
La primera en ingresar al programa fue Ángela Caicheo. No sabe cómo se contagió. En su período de complicación estuvo internada en la Unidad de Paciente Crítico del Hospital Clínico Magallanes y a los dos días fue aeroevacuada a Santiago. Su cuadro no era alentador, pero -dice- que Dios le salvó la vida.
“Cuando llegué al programa estaba inválida, no podía hacer mis tareas, siempre necesitaba ayuda, a tal punto de que no podía comer. Llevo más de tres meses en el programa y ha sido una bonita experiencia, me han tratado muy bien y me han ayudado mucho. Desde hace un tiempo camino, puedo comer y realizar mi rutina dentro de lo posible. Las funcionarias han sido mis ángeles, cada palabra que me decían me ayudaba a salir adelante y aquí estoy, a punto de finalizar mi rehabilitación”, señala Ángela con orgullo.
Pero Ángela no va sola a su rehabilitación, su hija Virginia Muñoz Caicheo siempre la acompaña. Ve cómo realiza sus ejercicios, la espera y después juntas, retornan a su hogar.
“La rehabilitación de mi mamá ha sido súper buena. Cuando mi mamá entró al programa no caminaba y ahora, su evolución ha sido bastante buena. Estoy muy feliz de verla recuperándose y retomando su vida como antes. El equipo siempre ha estado presente. Ellas han sido muy humanas, le han brindado mucho a apoyo a mi mamá para que pueda salir adelante”, indica Virginia.
De la casa al gimnasio
Balmore Carvajal inició su tratamiento ambulatorio en el gimnasio del Hospital Clínico hace un mes, pero antes, era parte del Programa de Atención Domiciliaria, donde recibía atenciones kinésicas, de fonoaudiología y terapia ocupacional. Dice que el programa le ha cambiado la vida.
“La recuperación ha sido enorme. Llegué sin fuerzas en mis piernas y brazos. Ahora estoy de pie haciendo ejercicios y elongaciones. Esta enfermedad deja secuelas muy graves de las cuales cuesta mucho recuperarse. Es todo un conjunto de atenciones que recibo. Todo el equipo está detrás de nosotros para que podamos progresar y recuperar nuestra rutina”, cuenta Balmore.
Mientras Sandra Huichapai, otra de las usuarias, lo primero que hace al llegar a sus terapias de tres veces por semana en el Hospital Clínico, es saludar a sus rehabilitadoras. Ella destaca que han sido parte fundamental para ir recuperando su vida diaria.
“Las profesionales han sido tremendamente buenas, me han ayudado mucho en la terapia, sobre todo en caminar, hablar, porque este virus me ha dejado muchas secuelas, me ha producido mucho daño emocional, pero gracias a las profesionales he salido adelante”, narra visiblemente emocionada Sandra, quien en unas semanas podría recibir el alta de las profesionales.
Las rehabilitadoras
Y es que detrás de este programa se encuentra la kinesióloga Daniela Turra, fonoaudióloga Alejandra Barrientos, terapeuta ocupacional Natalia Gallegos y la jefa del CR de Rehabilitación la doctora Elizabeth Flores. Ellas han sido las responsables de las más de mil atenciones que se han realizado bajo el programa desde su puesta en marcha en febrero de este año.
“Esto ha sido nuevo para todos, y a medida que vamos a conociendo a los pacientes les vamos entregando las expectativas de cómo podemos ir avanzando con ellos. El COVID-19 es muy difícil de descifrarlo debido a sus múltiples síntomas, pero depende de cada paciente. Así que en nuestro programa tratamos de enfocarnos en la rehabilitación integral”, explica la kinesióloga Daniela Turra.
Recuperar y mejorar la velocidad de marcha, mejorar su capacidad pulmonar, terapia de voz, rehabilitación del habla y mejorar la cognición, son algunos de los trabajos que realizan las funcionarias para mejorar la condición de los usuarios.