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9 de Agosto de 2021

Magallánicos narran sus experiencias bajo Unidad de Hospitalización Domiciliaria

Son ochenta pacientes que semanalmente son atendidos en la Unidad de Hospitalización Domiciliaria, que se encuentra bajo el alero del Centro de Responsabilidad de Medicina Ambulatoria.

La mayoría de los usuarios tienen distintas patologías, pero los une la atención de un equipo multidisciplinario conformado por médicos, kinesiólogos, enfermeras, terapeuta ocupacional, trabajadora social entre otros.

El equipo inicia a las 9.30 de la mañana su jornada y, en sus hogares los primeros pacientes los reciben con una sonrisa y ganas de iniciar la terapia del día.

Una de ellas es Ihonka Castillo. Una usuaria que es parte del programa desde hace varios meses y que esta semana, recibió una buena noticia por parte del equipo: “¡Doña Ihonka, usted ha sido dada de alta!”.

A Ihonka no le cabe la felicidad en el rostro. Después de haber estado grave por COVID-19, es una de las mejores noticias que le han dado en el último tiempo. A pesar de que está un poco triste porque no va a volver a ver -con tanta frecuencia- al equipo, realiza sus últimos ejercicios de respiración.

“La atención es excelente, es como si fueran mis nietos, porque tienen la misma edad”, se ríe y emocionada continúa su relato. “No hay palabras para agradecerles a todos ellos. Me voy a recordar cuando llegué a mi casa inmovilizada y no podía mover los brazos. En el hospital lo único que lograron era que levantara la cuchara y comiera, pero de ahí nada más”.

Ihonka aprovecha de entregar un mensaje a la juventud: “Tienen que tomar conciencia. Todavía no estamos preparados para hacer esas cosas (juntas en casas o lugares nocturnos). Hay que cuidarse mucho”, dice.

La experiencia de Carlos

En un descuido y una caída, y después de haber sido evaluado por especialistas, a Carlos Gallardo le diagnosticaron cáncer en la piel. Ahora se encuentra en radioterapia y es visitado con frecuencia por el equipo del Hospital Clínico Magallanes.

Al ver llegar a los profesionales se prepara para dar inicio a sus curaciones. “Hasta el momento no tengo nada que decir de ellos. Hacen muy bien su trabajo”, relata Carlos, mientras le continúan realizando sus curaciones y, tira alguna talla con los profesionales.

Carlos es parte del programa desde hace 3 meses, desde el momento en que inició su radioterapia. “Es un trabajo bastante sacrificado el que realizan porque te ahorran que vayas al hospital, a parte yo no puedo caminar muy bien. Así que son personas muy sacrificadas que vienen a facilitarnos la atención. Y del hospital tampoco tengo nada que decir”, dice Carlos mientras se despide de los profesionales de la salud.

La buena cara de la atención pública

Paulina Catrilef pasó exactamente 40 días hospitalizada. Pero antes de eso, llegó un momento en que no le llegaba sangre a sus extremidades inferiores. Comenta que los dolores fueron “espantosos”. Aunque aún se mantiene con algunos dolores, los medicamentos que le ha recetado el doctor la alivian.

“La atención ha sido excelente. Era algo que no me esperaba. Uno está acostumbrada a otra historia de la atención pública y ha sido súper provechoso para mí. Los espero, llegan, hacen su trabajo amablemente y se retiran” explica Paulina, después de haber realizado sus ejercicios de piernas.

La vecina magallánica aprendió a caminar de nuevo. Paso a paso, ahora camina con burrito con la ayuda de sus familiares y kinesiólogos.

“A medida que empezaron a llegar los equipos avancé en mi curación y ha ido super bien porque van tomando fotos y se nota la evolución. Antes necesitaba ayuda para ir al baño, a mi dormitorio, todo era asistido y cuando ellos llegaron eso pasó a la historia. Ahora empecé a ser individual para hacer mis necesidades mínimas”, resalta Paulina con orgullo.

 

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