La historia detrás de la campana de la Unidad de Oncología
El 10 de junio del 2021 es una fecha que no se olvida en la memoria de Danila Díaz López, pues fue el día en que le diagnosticaron un cáncer de mama grado 1 en etapa 3. A contar de ese momento, se convirtió en paciente del CR. de Oncología del Hospital Clínico Magallanes, unidad que la acogió a lo largo de todo su tratamiento que afortunadamente, terminó con un final feliz.
“Lo mío comenzó cuando me sentí una pelota en la mama derecha y supe que algo estaba mal. Me acerqué a la urgencia del Hospital y desde ahí, me derivaron al tiro a patología mamaria. El resto es historia, un diagnóstico, una cirugía, 8 meses de quimioterapia y 19 sesiones de radioterapia”, relató Danila.
Observadora de todo el proceso y apoyo fundamental en la recuperación de Danila ha sido Constanza, su única hija que con 20 años no solo se convirtió en el empuje esencial para el tratamiento de su madre, sino que decidió que el término de sus quimioterapias no pasara en vano.
“Me empezaron a salir hartos videos en Tik Tok de gente que cuando terminaban su proceso de quimioterapia, leían una frase y tocaban una campana junto a los enfermeros. Y yo siempre que venía no veía la campana y decía “no hay campana”, le preguntamos a la oncóloga y dijo que sí tenían la idea pero que nunca se había concretado”, detalló Constanza Rogel Díaz.
De a poco, y con el apoyo familiar, comenzó la travesía de donar una campana a la Unidad y el objetivo era poder tenerla instalada para el día en que Danila terminara sus quimioterapias. “Mi abuelo justo tenía una campana de un viaje, así que la mandaron a limpiar y pulir, él le instaló la cuerda con los colores de la bandera chilena y mandó a hacer la placa y el marido de mi mamá, hizo el marco”, explicó.
La campana fue instalada en la entrada del CR. de Oncología el 30 de mayo, justo el día antes del término de las sesiones de quimioterapia de Danila. Al día siguiente, y con la sensación que la estaría esperando su hija y su hermana, la usuaria salió y se encontró con una sala llena de familiares, amigos y miembros del equipo de salud.
“Fue lindo, fue hermoso, me encantó, una linda manera de cerrar el capítulo”, recordó Danila, quien además comentó que no podía hablar de la emoción, pues las memorias de todo lo vivido hasta los tres toques de la campana se le vinieron a la mente. “Cuando me diagnosticaron a mí se me cayó el mundo, porque al escuchar la palabra cáncer yo lo asocié con muerte. No quería nada con nadie, me encerré en mi misma, entraba y salía llorando del hospital y estuve así hasta que en un momento dije “tengo que parar de llorar””, relató.
Desde entonces, la campana se ha quedado y ha sido una simbología para todos aquellos usuarios y usuarias de la unidad que culminan sus quimioterapias. “Toca 3 veces esta campana, que su sonido replique claramente. Mi tratamiento acabó, este capítulo se cerró y yo sigo adelante”, dice la leyenda en la campana.
“Es un gesto tan hermoso que nosotros en el equipo siempre resaltamos. Cada campanazo es un sonido de esperanza, de éxito y de resiliencia para todos, pero principalmente para el paciente”, concluyó Daniela Marinkovic, psicóloga del CR. de Oncología.