En primera persona: Lecciones de un año en Pandemia. Dr. Andrés Prieto, jefe UPC Hospital Clínico Magallanes
Desde una mirada organizacional y de gestión el trazar objetivos por los cuales trabajar no sólo suma, sino que multiplicó fuerzas.
De tan sólo 6 camas UCI que contaba el HCM en marzo 2020, dimos un gran salto a tener 24 camas críticas con ventilación invasiva. Inédito en una ciudad tan pequeña comparada con ciudades capitales regionales del resto del territorio.
El habernos trazado objetivos, tiempos acotados y claros para adquisición de tecnología y reestructuración de las áreas de UPC día a día, permitió poder abordar de manera sin igual esta gran demanda de Unidades de Cuidados Críticos.
Rápidamente hubo que “invadir servicios del hospital que nunca habían estado expuestas a la dinámica de una Unidad de Cuidados Críticos, como Cuidados Medios, Medicina Interna, Pediatría, por ejemplo, y gestionar un sistema fluido de comunicación entre estamentos que permitieran el flujo de nuestros pacientes tanto COVID como portadores de otras patologías que requerían de nuestra atención.
Igual aprendimos a que podemos dar más en tiempo de pandemia; aunque cansados por las largas jornadas, ni enfermeros, ni técnicos de enfermería ni personal de aseo, ni kinesiólogos jamás los vi desanimarse, estuvieron siempre de buen ánimo dispuestos a ayudar en todo momento y, de avanzar con los pacientes a pesar de que sus rostros demostraran lo contrario.
Los médicos aprendimos que contamos con un equipo de lujo que cualquier hospital en Chile lo desearía. Gracias a ellos, también contamos con índices de mortalidad más bajos que el promedio nacional. Nos enorgullece contar con gente que lo da todo cuando pides 100%, ellos dan 500% y más, en nuestras unidades se nota ese trabajo en equipo y la dedicación por los pacientes. Dedicación que es reconocida por los propios pacientes estando en la unidad o cuando vuelven agradecidos por los cuidados brindados.
Sin ese compromiso de nuestro personal no hubiese sido posible esta titánica tarea de poder dar soporte a todos nuestros pacientes que pasaron por UPC.
Aprendimos que la vida es frágil y breve, y que morir en soledad no es justo para nadie, ni para nuestros pacientes, ni para sus familiares y aunque parezca increíble, para nosotros tampoco lo es. La muerte atenta contra nuestras fuerzas y puede desmotivarnos como equipo de salud, pero sabemos también que el virus puede ser imbatible en ocasiones.
Estamos a diario con los pacientes, muchos de ellos a veces despiertos en nuestras unidades, interactuamos con ellos hasta que pasan a estar en ventilación mecánica y quieras o no, creas un nexo, es inherente a nuestra condición humana.
Nuestra unidad implementó, mucho antes que otros hospitales en regiones, el permitir el ingreso de los familiares, para que en el proceso de fin de vida pudiesen estar junto a sus seres queridos y despedirlos. Y sabes que es bueno para el alma de cada uno que otra alma nos abandone en compañía de sus seres queridos. Calma la angustia y reconforta el espíritu de todos.
Finalmente aprendimos a ser agradecidos con quienes nos apoyaron día a día, agradecidos con nuestra gente en la Dirección de nuestro Hospital que gestionaron junto con la Dirección del Servicio de Salud Magallanes el envío rápido y diligente de tecnología y ventiladores a nuestra región. Agradecidos con los familiares de pacientes que viendo la necesidad fueron también generosos y considerados, permitiendo aeroevacuar a sus seres queridos a otros centros a pesar de la distancia que ello implicaba.
Y finalmente, agradecidos de todo el equipo médico y clínico que a diario está en la batalla, desde nuestro querido personal quien barre y limpia los suelos, de quien recibe y orienta a los familiares en la entrada pasando por nuestros técnicos, kinesiólogos y enfermeros, que dan y siguen dando todo para que cada paciente que ingresa a nuestras salas tenga una oportunidad más de reunirse en el futuro con sus familias.